lunes, 29 de abril de 2013

El "como" de las cosas




A  diario podemos leer en los medios sociales,  escuchar en cursos y seminarios, en charlas de expertos y no tan expertos las  claves para conseguir esto y aquello. Unas claves que muchas veces inciden en el qué hay que hacer, qué hay que lograr,  qué somos o qué podemos llegar a ser. Al final, el interrogante que muchas veces queda en el aire es “Vale, y eso ¿cómo se hace?”. El  cómo tiene que ver  básicamente con dos conceptos: procedimiento o  “manual de instrucciones” y con “entrenamiento”  (ponerse a hacer, practicar…). El qué te lo pueden contar,  lo puedes memorizar, pero  el cómo aunque  te lo pueden detallar es  sólo a través del entrenamiento como  se puede aprender. Pero hay algo más allá de  ese saber hacer… algo que lo convierte en la verdaderamente relevante, en lo más auténtico que tenemos, y es que aunque tú y  yo sepamos   de un modo similar algo sobre un tema  concreto, lo que nos diferenciará será cómo lo pongamos en práctica. Nunca dos personas pueden hacer algo de una manera exactamente igual, por más que sigan un mismo protocolo de actuación.

Entre las personas que nos dedicamos a prestar  un servicio, es decir, nuestro producto es un intangible este valor del cómo alcanza su máxima expresión y esto por varios motivos:

-          El servicio llega al cliente envuelto  e impregnado de lo que soy y de mi forma diferente de hacer las cosas (mi forma de expresarme, mis valores, mis habilidades comunicativas, mis conocimientos y experiencias, mi carácter y mi personalidad, mi forma consciente e incluso inconsciente de relacionarme con los demás…).

-          Por tanto si la  marca personal es lo que nos hace  diferentes,  el cómo se convierte en  el centro de nuestra marca. Es esa forma única e intransferible (sólo imitable, lícitamente imitable) de  “hacer”.



Como conclusión deduzco dos cosas:

Si no sabemos cómo,  de poco nos sirve el qué, pues el cómo es lo que nos pone directamente en relación con la acción, con el “hacer” que es  el único motor de todo cambio.

Es a través de ese cómo hago la cosas como expreso mi singularidad de una forma más evidente y perceptible para los demás, así pues, en el desarrollo de mi marca personal he de prestar especial atención a esos matices que  envuelven   aquello que es mi producto (servicio), potenciando lo  que es valorado por el  cliente y entrenando y practicando lo que en mi desempeño no alcanza a ser lo suficientemente “bueno” en mí.

FÍJATE MÁS EN COMO HACES LA COSAS, QUE EN LAS COSAS QUE HACES

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