A diario podemos leer en los medios sociales, escuchar en cursos y seminarios, en charlas
de expertos y no tan expertos las claves
para conseguir esto y aquello. Unas claves que muchas veces inciden en el qué
hay que hacer, qué hay que lograr, qué somos o qué podemos llegar a ser. Al final, el interrogante que muchas veces
queda en el aire es “Vale, y eso ¿cómo se hace?”. El cómo
tiene que ver básicamente con dos
conceptos: procedimiento o “manual de
instrucciones” y con “entrenamiento”
(ponerse a hacer, practicar…). El qué
te lo pueden contar, lo puedes
memorizar, pero el cómo aunque te lo pueden
detallar es sólo a través del
entrenamiento como se puede aprender.
Pero hay algo más allá de ese saber
hacer… algo que lo convierte en la verdaderamente relevante, en lo más
auténtico que tenemos, y es que aunque tú y yo sepamos
de un modo similar algo sobre un tema
concreto, lo que nos diferenciará será cómo lo pongamos en práctica.
Nunca dos personas pueden hacer algo de una manera exactamente igual, por más
que sigan un mismo protocolo de actuación.
Entre
las personas que nos dedicamos a prestar
un servicio, es decir, nuestro producto es un intangible este valor del cómo alcanza su máxima expresión y esto
por varios motivos:
-
El servicio llega al cliente envuelto e impregnado de lo que soy y de mi forma
diferente de hacer las cosas (mi forma de expresarme, mis valores, mis
habilidades comunicativas, mis conocimientos y experiencias, mi carácter y mi
personalidad, mi forma consciente e incluso inconsciente de relacionarme con
los demás…).
-
Por tanto si la
marca personal es lo que nos hace
diferentes, el cómo se convierte en el centro de nuestra marca. Es esa forma única
e intransferible (sólo imitable, lícitamente imitable) de “hacer”.
Como
conclusión deduzco dos cosas:
Si
no sabemos cómo, de poco nos sirve el
qué, pues el cómo es lo que nos pone directamente en relación con la acción,
con el “hacer” que es
el único motor de todo cambio.
Es
a través de ese cómo hago la cosas
como expreso mi singularidad de una forma más evidente y perceptible para los
demás, así pues, en el desarrollo de mi marca personal he de prestar especial
atención a esos matices que
envuelven aquello que es mi
producto (servicio), potenciando lo que
es valorado por el cliente y entrenando
y practicando lo que en mi desempeño no alcanza a ser lo suficientemente
“bueno” en mí.
FÍJATE
MÁS EN COMO HACES LA COSAS, QUE EN LAS COSAS QUE HACES