lunes, 26 de noviembre de 2012




DECIR “LO SIENTO” NO ES SUFICIENTE

Todos cometemos errores, a menudo, a diario,  es normal, no somos perfectos y en nuestro día a día a veces advertimos y otras no, que  hacemos o decimos cosas que acaban teniendo una consecuencia negativa para el otro. Lo cierto es que la mayoría de las veces no existe intencionalidad de agredir, molestar, o perjudicar a nadie. Afortunadamente en la mayoría de los casos es más bien al contrario, nos sentimos mal cuando pensamos que le hemos “fallado” a alguien, no hemos estado a la altura de la circunstancias, o un error nuestro ha provocado una situación incómoda para otro.


Creo que lo expuesto más arriba es válido tanto para asuntos que podríamos llamar “intrascendentes” como aquéllos con consecuencias más graves. Para  los más graves todos tenemos claro que habrá unas consecuencias más allá de decir lo siento aunque no haya habido intencionalidad de dañar (imaginemos el típico caso de golpear a alguien con el coche, si somos los culpables además de disculparnos rellenaremos un parte para que nuestro seguro se haga cargo de la reparación y así enmendar el perjucio). Cuando hablamos de cuestiones, a priori, más triviales podemos incurrir en el error de pensar que con disculparnos es suficiente. Yo creo que no, creo que siempre es posible tratar de “resarcir” al otro de algún modo, y así, por un lado compensar al otro por nuestro error  y, por otro, asumir nuestra responsabilidad, independientemente de que no haya intencionalidad de dañar. Eso no nos exime de responsabilidad nunca.

Considero que es una práctica que debemos asumir en nuestro comportamiento cotidiano, ya sea en la esfera personal o profesional. Os pongo un ejemplo que me contó ayer una persona y que ilustra a la perfección  esta idea:

“Voy a una lugar de comida rápida y hago mi pedido por una máquina que traslada directamente el pedido a los empleados. Sirven a mis dos acompañantes, a los 10 minutos reclamo mi comida, me dicen que la traen en un par de minutos, 10 minutos después sigo esperando… cuando vuelvo a reclamar la encargada del turno me pide disculpas, asume que se ha perdido el pedido, me lo sirven en seguida y ME DAN TRES VALES DE MENÚ GRATUITO PARA COMER CUANDO QUIERA…”  Añadió mi interlocutora  de ayer “Al final me fui contenta…”

Creo que está claro, nadie tenía intención de no servir a mi amiga, pero después del error, vino la disculpa y la compensación por el fallo. El resultado fue satisfactorio. Así debería ser siempre.