LOS OTROS “SOBRES”
Hace
un par de días publiqué un post en facebook que ha generado cierta diferencia
de criterios con una persona de mi red de contactos y, a la vez, me ha servido
para realizar una reflexión e inspirar las líneas que siguen a continuación.
Hoy
quiero reflexionar sobre otro tipo de “sobres”; los y las sobre-cualificados,
sobre-formados e incluso sobre-experimentados que en un entorno que hace tiempo
les dejó fuera del mercado de trabajo ven con incredulidad y grandes dosis de
desconcierto como precisamente esa cualidad
que fue tan valorada en otros tiempos es hoy un hándicap para encontrar nuevas
oportunidades laborales.
Entonces,
¿cómo podemos defender la importancia de la formación, la imperiosa necesidad
de estar permanentemente actualizados, de ser siempre “alumnos” para seguir
desarrollando nuestro talento, y a la vez, escuchar en más de una entrevista de
trabajo que “… genial, pero estás muy por encima de nuestras expectativas… seguro
que querrá cobrar mucho… se irá en cuento encuentre otra cosa… le “sobra”
experiencia… demasiada formación…”? Lo
más llamativo es que ante esto muchos candidatos empiezan a adelgazar su CVs,
obviando datos, suprimiendo experiencias, en definitiva, devaluando su propio
valor para acceder a un empleo.
Sin
datos estadísticos en los que basarme, pues el estudio al que yo aludí en el
post de facebook si arrojaba datos a favor de que los estudios de postgrado
correlacionaban con salarios más altos, pero no dispongo de datos sobre lo que
cito en el párrafo anterior. Sin embargo, es cierto que muchos candidatos lo
comentan en las entrevistas que mantienen conmigo, y a la vez, también se lo he
oído decir a ese empresario o empresaria que quiere contratar un nuevo
profesional.
En
mi opinión esta especie de encrucijada en la que nos encontramos actualmente solamente
tiene una solución y ésta se llama FLEXIBILIDAD, pero flexibilidad por ambas
partes.
Los
empleadores han de ser conscientes que en este nuevo paradigma apostar por el talento
es garantía de éxito, superar el cortoplacismo de pensar si ese alguien se irá, si querrá ganar más (¿y el salario emocional?, ¿y el desarrollo de la
carrera profesional?), pensar que ese talento puede ser el impulso que nuestra
empresa necesita aquí y ahora pero además proyectarse hacia el futuro gracias a
contar con gente muy preparada (ya no sobre-cualificada).
Por
otra parte, el candidato también ha de entender y conocer el entorno y como el
cambio de paradigma impone desarrollos profesionales no siempre lineales en
sentido ascendente, sino de recorridos más horizontales, por proyectos más
cortos en el tiempo y mucho más versátiles en sus tareas, etc, pues como dice Joaquín Lorente en su obra Tu Puedes
“… NO HAY MAYOR AISLANTE DE LA REALIDAD QUE UN TÍTULO UNIVERSITARIO MAL
DIGERIDO…”. Cualquier oportunidad laboral puede ser la puerta de entrada a un
proyecto que nos permita desarrollar
habilidades y competencias que a buen seguro nos ayudarán a evolucionar
personal y profesionalmente.
Sólo
desde posturas flexibles y abiertas unos y otros pueden encontrarse,
entenderse, aunar intereses y superar esta aparente contradicción.
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